OBRAS
Decodificación fractal de Vera Roca es una frecuencia que atraviesa el ojo. La pintura cobra volumen y simetría, pero no de forma escultórica, sino como una expansión del color en relieve. Sus piezas están muy lejos de la improvisación, todos los contornos están hechos de transparencias suaves y rítmicas, tal como mandalas en cuatro dimensiones: anchura, profundidad y tiempo. La madera, el acrílico, la manta y el acero están dentro de la gama de materiales por demás disímiles que parecen perfectamente ecualizados. Por alguna razón encontrarse con esta música silenciosa –bella definición que San Juan de la Cruz le da a la poesía- es bañarse de un aura distinta, es irse a otro mundo para descubrir el universo diminuto que existe en la naturaleza. Si puede hablarse de cualidades dentro del arte, yo propondría la extrema sinceridad creativa de Vera y el lugar preponderante que le da a la palabra intuición. La “intuición” es un término que puede confundirnos cuando brota desde la ingenuidad, pero cuando surge de una persona con tanta claridad intelectual y creativa resulta algo que necesita desarrollarse con más detenimiento. La intuición es la necesidad de lo indefinido, es la alerta, el sueño, el espacio, el rincón en el que caben las infinitas posibilidades de una existencia fuera de lo corporal. Vera dibuja en el papel las figuras geométricas de colores vivos que gradualmente van cobrando un significado, ¿quién va dictando esas formas?, el misterio de la creación radica precisamente en esa voz que va dirigiendo sus ideas hacia una respuesta. Puede que ella elija un tema, pero en realidad sólo usa el tema como una excusa para llegar al arte puro, el arte más diáfano y que sólo es lo que es.
Javier Payeras, mayo 2024















